Así, quieren alcanzar un objetivo profesional, y muchas veces lo alcanzan, pero luego llega el vacío emocional. En otros casos, aparece la frustración, al no poder dar ni el primer paso con un proyecto.
A fin de cuentas, un emprendedor es una persona como cualquier otra, con sus miedos, inconsistencias, vacío emocional… Será necesario escuchar y en todo caso, ayudar a ver, cuáles son sus verdaderas necesidades y aspiraciones. Seguramente, encontremos a un gran Ser Humano, como muchos, que quiere responsabilizarse de su vida, aportar algo positivo a la sociedad, realizarse como individuo. La peculiaridad está en que lo hace emprendiendo un proyecto personal, económico; pero que dará un sentido a su vida.
Toda vez, entendido y resuelto este asunto, donde los valores, la ética y la coherencia sean prioritarios, podríamos pensar en la rentabilidad económica, que a la postre nos traerá la realización emocional.